Después de un inicio de año dubidativo aunque con pérdidas controladas, fui capaz de voltearlo y poner la cuenta en positivo. De nuevo, buenas sensaciones, creencias que ya nada podía salir mal y optimismo generalizado. Sin embargo, el pasado día 17, y a pesar de cerrar una operación en positivo, se encendieron las primeras alarmas ya que había entrado con un apalancamiento superior al debido. No obstante, mi ego no tuvo suficiente con eso, y para apaciguarse necesitó, una buena lección del mercado pagada a precio de oro. El 21 de febrero pierdo los papeles completamente y acabo con una pérdida acumulada de alrededor del 8%.
Respecto a la operación en sí, comentar que no había puesto un stop loss automático sino que me dije a mi mismo: «si el precio supera esos máximos cierro». En el fondo sabía que estaba con más apalancamiento del que podía permitirme y por eso no fijé un stop loss que en caso de saltarme me hubiera producido un gran dolor emocional.
Mi reacción fue pensar.. «como los indicadores están muy cargados, seguramente tenga que corregir un poco aunque después siga subiendo. Voy a abrir nuevas posiciones, que es muy probable que incluso hasta salga con beneficio…» De nuevo, abro más cortos con tendencia en contra, sin stop loss y superapalancado, todo lo contrario a lo que recomiendo hacer desde esta página web y que estaba realizando con mi propio dinero. Finalmente el mercado, como siempre, fue implacable y me puso en mi sitio en una operación que definiría como un total sinsentido.
Después de analizar todo con más calma, veo que mis dos problemas capitales son el no aceptar pérdidas cuando toca y el ego demasiado grande. Éstos se derivan principalmente de ser demasiado duro conmigo mismo cuando pierdo en una operación, por lo que debo trabajar en aceptar mi responsabilidad pero sin recriminaciones. En definitiva, de desarrollar una mayor tolerancia la frustración.
En mis estudios siempre fui capaz de sacar todo adelante y con buenos resultados, superando todos los inconvenientes que he tenido por el camino. Eso por un lado me hace tener una gran confianza en mí y también se traduce en que nunca me doy por vencido. La otra cara de la moneda es que ser tozudo buscando el éxito es muy perjudicial cuando estamos hablando de operaciones con pérdidas. Ahí, tengo que asumirlas y aceptar que no siempre voy a salir ganando.
La clave es ser persistente buscando la consistencia pero en el largo plazo y levantarse después de cada caída, insistiendo hasta lograrlo. Lo que no te mata te hace más fuerte, sobre todo después de recibir tantos golpes. Es momento de aprender de una vez por todas. A partir de hoy dos únicos objetivos: APALANCAMIENTO CONTROLADO Y OPERACIONES CLARAS.
Un saludo a tod@s y sigan los consejos dados. El día que yo lo haga seré capaz de ganar.
Daniel Pernas